LAS MIRLAS
Quien conoce el relato enmarca el lugar.
Digo: “imaginamos y hacemos de la experiencia
una ventana”. Cuántas veces el sol
chocando
en esa puerta, y la fuente y esa espera de los objetos perdidos
en
el
fondo.
Yo digo que quizá sea bueno pensar que los espacios también
nos definen. Pensar
en los detalles. ¿Lo ves? Ahí. Los detalles de
ahí. Sí. También esos. Digo “verano”, digo “vuelve a entrar”.
Porque en la pintura se entra
como se entra
en una cueva o se entra
en la piscina. ¿Despacio? Sí. Digo: “despacio”.
Porque nadie sabe lo que hay dentro.
Porque el cuerpo intuye que algo
cambia.Porque algo está
por ocurrir.
Cuando se entra de verdad todo queda inmóvil.
¿Lo entiendes? Digo que sí
con la cabeza.
La naturaleza invade las estructuras con esa espera
y nos miramos. Avanza hacia nosotros
y nos miramos. Nos rodea. ¿Lo ves? La belleza.
La añoranza. ¿Lo notas?
El
deseo.
Porque si digo: “alguien pasea por ahí de noche”,
o digo: “se oxidan los toboganes porque están cerca del
agua”, ¿estoy hablando
de mí?
¿De quién hablo cuando hablo de las cosas?