Nietos de héroes antiguos, los hombres del pueblo viriles
álzanse ahora con ojos brillantes, pues sábense amados,
sienten su dicha futura y los hijos de Atenas su genio
pronto desatan, desprecian la muerte y acrecen su furia;
como la bestia que cuando agoniza en su charco de sangre
brusca se alza y ataca reuniendo sus últimas fuerzas,
-fiera que asusta al arquero- sucede que al brillo de armas,
orden funesta del persa que agrupa a sus miles de tropas,
cuando el desastre se anuncia, revive ya el alma expirante,
llama más viva la inflama y, cual hombres en lucha enzarzados,
chocan violentos los barcos: naufraga el timón en las aguas,
quiébrase el suelo astillado, se hunden ya nave y guerreros.
El Archipiélago, Friedrich Hölderling.
Esta exposición es deudora del Festival de Poesía Visual de Torre de Juan Abad, creado por José María Guijarro, Soo Jin Yim-Heil, Heinrich Heil y Juan Velázquez, del que se han celebrado ya nueve ediciones con diversos artistas invitados del entorno de la compañía Tanztheater Wuppertal de Pina Bausch y la colaboración desinteresada, pero valiosa de vecinos de Torre de Juan Abad como José María Lozano (actor), Carmen Berbel (actriz) y Rosa María Murcia (maestra)
Borja Peña.-“Encarnar al personaje femenino de ‘Loca no’ fue para mí un bello juego desquiciante, desde mi intuición masculina, del trance existencial de la maternidad; un intento de empatizar desde ese abismo, con ese dolor y esa conciencia.”
Juan Velázquez.-“El Festival de Poesía Visual me ha dado la oportunidad de crear y aprender con artistas de la talla de Soo Jin, Heinrich Heil, Damiano Ottavio, Borja Peña o José María Guijarro. Quizá el rasgo más característico del Festival sea la libertad creativa bien entendida, así como la creación en equipo. Esto nos ha llevado a crear un lenguaje común, sobre todo entre los ‘habituales’, Soo Jin, Heinrich, José María, y últimamente, Borja. Pero todo esto tiene siempre un punto de partida que es Guijarro, nuestra causa incausada. Y en este sentido, la obra “Descalzo” quizá sea la génesis de este lenguaje común del que hablaba.
Esta exposición de esculturas y performances se estructura en torno a dos líneas maestras, el naufragio y la fecundidad.
1.-El naufragio o los naufragios en el Mediterráneo, que tras la victoria ateniense sobre el imperio persa en Salamina, canta Hölderlin en el poema El Archipiélago, en un intento de recuperar la belleza del esplendor ateniense.
2.-Otro naufragio horrendo fue el de la fragata francesa Meduse cerca de la costa de Mauritania en 1816, que inmortalizo el pintor romántico Theodore Gèricault.
3.- No menos horrendos, pero sin tanto glamour son los naufragios con los que nos desayunamos cada día en el interminable escenario de pateras y cayucos cargados de gente en lo mejor de la vida, que buscan un lugar al sol en esta comunidad de propietarios que es la Comunidad Europea.
No muy alejado del hecho de la migración, que hemos tratado durante décadas en variadas exposiciones, está el hecho de la fecundidad: bien por defecto, Yerma de Federico García Lorca; o bien por exceso, Historia de los vertebrados de Mar García Puig, que desarrollamos en el IX Festival de 2023.
La pregunta que nos hacemos y que ya se hiciera T. W. Adorno tras el Holocausto, es cómo es posible la poesía, y por extensión el arte, después de tantas muertes abominables, sin hablar del genocidio actual de Palestina.
Willliam Faulkner, poco antes de morir, les dijo a los escritores jóvenes de su tiempo que destinaran su esfuerzo a hablar únicamente de lo que importa, que es lo que pervive: las sencillas viejas verdades del corazón, únicas no perecederas, que nos cuentan una y otra vez con emocionante terquedad, qué nos ocurre, qué nos iguala con quienes pisaron la tierra antes de que la pisáramos nosotros, qué nos convierte en preludio de quienes echarán a andar sobre ella cuando nosotros nos hayamos ido.
Y señaló que toda literatura (o cine, o pintura o música) que no indague dentro de estas verdades cordiales, como el orgullo, el sacrificio, el amor, la abnegación, la amistad, la piedad, estará escrita bajo la maldición de la inanidad de lo efímero. Como es el caso de gran parte del arte contemporáneo, según lo describe el filósofo José Ortega y Gasset en La deshumanización del arte,como un juego intrascendente, divertido, individual, elitista, pueril y efímero. Por el contrario, para el poeta Antonio Machado la lírica, la poesía, el arte en suma es un hecho social y colectivo, fruto no de un YO, sino de un NOSOTROS. “El sentimiento no es una creación del sujeto individual, sino una elaboración cordial con los materiales del mundo externo. Hay siempre en él una colaboración del TÚ, es decir, de otros sujetos. Mi sentimiento ante el mundo exterior, que aquí llamo paisaje, no surge sin una atmósfera cordial. Mi sentimiento, en suma, no es exclusivamente mío, sino más bien NUESTRO. Sin salir de mí mismo, noto que en mi sentir vibran otros sentires y que mi corazón canta siempre en coro, aunque mi voz es para mí la voz mejor timbrada, que lo sea también para los demás es el problema de la expresión lírica…. Y para expresar mi sentir, tengo el lenguaje, que es ya mucho MENOS MÍO que mi sentimiento”. “Soy poco sensible a los primores de la forma, a la pulcritud y pulidez del lenguaje, y a todo cuanto en literatura no se recomienda por su contenido. Lo bien dicho me seduce cuando dice algo interesante, y la palabra escrita me fatiga cuando no me recuerda la espontaneidad de la palabra hablada. Amo a la naturaleza, y al arte sólo cuando me la representa o evoca, y no encontré la belleza allí donde literalmente se guisa”.
El pintor expresionista alemán, Karl Schmidt Rottluff escribió en 1914, en la revista “Kunst und Künstler” (Arte y artistas) que “si existiera la posibilidad de hablar de algo así como un ‘programa artístico’, tal cosa, en mi opinión seguiría siendo la misma desde los tiempos más remotos, y de modo perenne. Por más que el arte se manifieste de continuo bajo nuevas formas, dado que también de continuo surgen nuevas personalidades…, su naturaleza, creo yo no puede experimentar cambios. Es posible que me equivoque. Pero, en lo que a mí toca, sé que no tengo programa alguno; tengo sólo el ansia inexplicable de captar para ello la más pura expresión. Sé tan sólo que son cosas a las cuales puedo aproximarme con los medios del arte, pero no a través del pensamiento ni de la palabra”.
Cuando empecé a trabajar en el taller de Colonia, en 1986, le hice caso a Joseph Kosuth y di crédito a su exigencia de que la tarea primera de todo artista es buscar su rincón en el mundo del arte y preguntarse qué le añadía él al concepto de arte. A mí personalmente, me preocupaba cómo sortear el formalismo y la figuración, pensando que en estos campos ya estaba todo hecho. Encontré dos salvavidas: uno en el lenguaje (la métrica y el ritmo); otro en los objetos y actividades cotidianas, verbigracia una silla, una mesa, la tarea del carpintero ebanista y reutilizar materiales ya vividos, ya usados.
Aparte de esta circunstancia cabe decir que una silla es una metáfora material del cuerpo humano, sus medidas se adaptan a las medidas del esqueleto humano: el fémur, la tibia, la columna vertebral, etc. Ahora pienso que Kosuth no hablaba de arte, sino del concepto arte y de lo que bajo ese concepto podamos entender y decir. Y ahora sabemos que el arte no es cosa del pensamiento ni del lenguaje, a pesar del llamado arte conceptual o neoconeptual, sino que pertenece al amplio campo de la poesía.
José María Guijarro